La historia de ca2L

Como suele ocurrir, la historia de ca2L se puede contar en su versión larga o haciendo un resumen, pero optaremos por el resumen para no aburrir demasiado.

La empresa como tal empieza el 1 de enero de 1990 en Barcelona, a pesar de que la experiencia en el mundo de la iluminación de sus fundadores empezó en 1981 en otras empresas del sector (tienda y fábrica).

A principios de 1990 éramos tres, pero al acabar el año ya éramos cuatro socios y un empleado. Estábamos instalados en un local de 35 m2 en la calle Calabria, veinte de los cuales eran de exposición; ¿os lo imagináis? Ya en aquella época, nuestro trabajo consistía en asesorar a los profesionales (arquitectos y decoradores), por lo tanto ya nos encargábamos del proyecto lumínico y después comercializábamos el producto. Fueron años duros, en los que sufrimos lo que hasta entonces había sido una de las crisis más fuertes, la de 1992 a 1994.

No fue hasta 1995 que volvimos a levantar cabeza y pudimos cambiar de local y fuimos a caer en la calle Sepúlveda. La verdad es que aquel año coincidieron varios hechos positivos para ca2L. Por un lado, la crisis se acababa, la actividad económica despegaba y nuestro trabajo de ir sembrando durante años con los clientes y buscando partners (proveedores) adecuados empezó a dar frutos, con la obtención de diversas exclusivas famosas en la época, como Agabekov y Modular. Esta última tenía un producto muy comercial, único en aquel momento, que nos abrió la puerta a un cliente como Mango, de quien acabamos iluminando más de mil tiendas.

Más adelante trabajamos con marcas muy reconocidas, como Catellani & Smith o Louis Poulsen, entre otras.

Este volumen, añadido a otros proyectos muy emblemáticos, como la casa Batlló y muchos otros menos conocidos, acabó situando a ca2L como la empresa de iluminación (no fabricante) del Estado de mayor crecimiento entre 1994 y 2007.

En este período de trece años pasamos de 5 personas a 65, a tener delegaciones por todo el Estado, a trasladarnos del local de 220 m2 de la calle Sepúlveda a uno de 900 m2 en el paseo de Sant Joan, y a multiplicar por doce nuestra facturación. Fue la época loca de la (falsa) bonanza económica vivida en este país. Un tiempo pretérito y que probablemente ya no volverá.

Como todo el mundo sabe, en 2008 empezó la famosa crisis en forma de “L”, en la que estamos instalados, o tal vez no, tal vez ya no es una crisis, sino un cambio de paradigma en el cual el mundo de la arquitectura, de la decoración, de la construcción, y claramente el mundo de la iluminación, han sufrido una sacudida espectacular. Con descensos en el mundo de la arquitectura del 90 por ciento, y del 70 u 80 por ciento en el mundo de la iluminación dentro del Estado. Otra cosa eran los exportadores, entre los cuales no figuramos. Y así, hemos vuelto a los orígenes, con un local de 150 m2 y una estructura de doce personas, que nos vuelve a hacer más próximos con nuestros clientes, algo que habíamos perdido un poco a lo largo de este período de expansión empresarial.

Eso sí, nunca hemos perdido la calidad en el diseño, punto fuerte que nos caracteriza; nunca hemos perdido el espíritu de ca2L, que es la luz por encima de todo; nunca hemos perdido la idea que lo principal es hacer las cosas bien y que el cliente quede satisfecho con el ambiente creado por la luz. Solo per esto, todavía estamos ahí. Por desgracia, hay algunos que no pueden decir lo mismo.

Esta es una nueva etapa, en la que los LEDs son los protagonistas absolutos, que una empresa madura como ca2L, con 25 años de historia, afronta con la máxima ilusión. Y con la esperanza que después del temporal viene el buen tiempo, y que todavía se puede innovar mucho en el terreno del diseño de la luz, que es donde nos sentimos cómodos.

Equipo ca2L